diumenge, 20 de setembre del 2015

OMEGA-3 Y RENDIMIENTO DEPORTIVO



Los ácidos grasos omega-3, EPA y DHA, son grasas esenciales que deben ser ingeridas en la dieta (no pueden ser sintetizados por nuestro organismo). Se encuentran principalmente en el pescado azul, en menor medida en el marisco y las algas (éstas últimas, principalmente DHA) y algunas semillas vegetales como las semillas de lino. Las semillas vegetales contienen ALA, un ácido graso que se convierte en EPA y DHA por una vía rudimentaria (enzimas conocidas como desaturasas) y por lo tanto no deberían ser la principal fuente de omega-3 de la dieta.



Omega-3 en la membrana celular

La ingesta de ácidos grasos omega-3 tiene un papel fundamental en la incorporación de éstos ácidos grasos en la membrana celular de los músculos. Además de los efectos de la dieta, el ejercicio físico también influye en la composición de la membrana celular. En biopsias musculares realizadas en humanos, se ha observado como las personas entrenadas tienen un mayor porcentaje de omega-3 en la membrana celular que las personas sedentarias (Helge JW, 2001).
Omega-3 y respuesta anabólica

Los ácidos grasos omega-3 también pueden afectar positivamente a la síntesis de proteínas musculares. Se suplementó a un grupo de hombres de 60 años, durante 8 semanas, con 4 gramos al día de aceite de pescado (1.86 gr. de EPA y 1.50 de DHA) y se observó un incremento considerable de la respuesta anabólica tras una infusión de insulina y aminoácidos, en comparación con un grupo control que fue suplementado con aceite de maíz (Gordon I Smith et al., 2011).. Los mismos autores, de la Washington University School of Medicine realizaron un experimento parecido con hombres y mujeres de mediana edad (alrededor de 40 años) y observaron efectos muy similares tras 6 semanas de suplementación con omega-3. Los autores llegaron a la conclusión que la suplementación con omega-3 puede estimular la síntesis de proteínas musculares, un elemento clave para una óptima recuperación tras un esfuerzo físico



Omega-3 y transporte de oxígeno


Para un óptimo transporte de oxígeno a los músculos, es importante que los glóbulos rojos (red blood cells o RBC) tengan una gran capacidad para deformarse, y así poder circular por los capilares más pequeños. La incorporación de ácidos grasos omega-3 en la dieta, ha demostrado aumentar la cantidad de omega-3 en la membrana de las RBC e incrementar su capacidad para deformarse (Andersson A et al., 2002). En este sentido, es necesario recordar que el ejercicio causa una disminución aguda de la capacidad de deformación de las RBC, y una óptima recuperación precisa restablecer cuanto antes su capacidad para deformarse, aspecto que también se ha visto acelerado en un estudio realizado con 24 ciclistas entrenados tras la suplementación durante 3 semanas con 6 gr. de omega.3 (Oostenbrug et al., 1997).

Esto ha llevado a varios investigadores a estudiar los efectos de la suplementación con omega-3 en el transporte de oxígeno. En un grupo de adultos sanos, la suplementación con 2 gr. al día de DHA y 3 gr. al día de EPA durante 6 semanas ha demostrado mejorar la función cardíaca durante el esfuerzo, quizás por una mayor eficacia en el transporte de oxígeno a los músculos (Walser B, 2008). En deportistas también se han realizado diversos estudios. En el año 1989, en un pequeño experimento realizado con 14 sujetos, por Guezennec et al., encontraron que la suplementación con omega-3 podía incrementar el transporte de oxígeno. Estudios recientes no han encontrado un incremento del Vo2 máx. ni del rendimiento en experimentos time-trial (Brilla LR et al., 1990. i Raastad T et al., 1997). Por lo tanto, existe una relación positiva entre el consumo de omega-3 y la capacidad de deformación de los glóbulos rojos, pero no está del todo claro que esto repercuta en el rendimiento deportivo.

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